martes, 27 de enero de 2015

La obligada imparcialidad electoral

Después de poco más de seis años sin empleo, he recibido la oportunidad para desempeñarme como Capacitador-Asistente Electoral en el Instituto Nacional Electoral.

Por tal motivo, por respeto a la institución electoral, he decidido abstenerme de opinar sobre temas que involucren controversias entre los partidos políticos, así como cualquier otro asunto relacionado con la orientación del voto a favor de candidaturas independientes o partidistas.

En esta calidad de empleado temporal del INE tengo como una de las obligaciones la promoción de la participación electoral, principal reto de la sociedad mexicana para vencer al abstencionismo.

La terrible situación socio-política por la que atraviesa México, en la que ha sido evidente la corrupción del régimen de partidos, vuelve imprescindible la colaboración ciudadana con el fin de que sirva de contrapeso a los grupos del crimen organizado que están enquistados en nuestro sistema político.

Ya no es aceptable aquella actitud indolente de desligarse de cualquier asunto que concierna a la actividad política aduciendo que está controlada por criminales, al contrario, es cuando más debemos tener el valor civil para evitar que grupos revolucionarios obtengan el control del gobierno aprovechando esta coyuntura de debilidad institucional.

La opción de México es la transición electoral, la cual es pacífica, constructiva, y propositiva; y no la vía armada, cruenta, destructiva. Es la participación cívica la que da fuerza moral, certeza y legitimidad a nuestras instituciones políticas, por lo que no debemos tolerar a las sectas subversivas que debilitan al Estado, y la mejor arma contra estas es el voto efectivo.