No todo es culpa de
Enrique Peña Nieto, también es culpa de quienes se dejaron engañar en la
campaña presidencial de 2012 y votaron por la coalición de los dos partidos que
lo postularon como candidato, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y
el Partido Verde Ecologista de México (PVEM).
Asimismo son
culpables quienes tuvieron la ‘genial’ idea de prostituirse electoralmente por
tarjetas de Soriana o Monex, o por 500 pesos m. n.; y ni se diga de aquellos
que cometieron las insensateces de abstenerse de votar o anular
intencionalmente la boleta electoral. Estos últimos ciudadanos fueron indignos
pues dejaron en las manos de los prostitutos y soldados electorales –dígase
votos clientelares y comprometidos– el poder de elegir a los corruptos que ofrecieron
sobornos por el voto.
Si quienes se
abstienen de votar o anulan intencionalmente la boleta electoral, votaran por
cualquiera de las nuevas opciones que se presentan en cada elección, restarían
fuerza electoral a la delincuencia organizada, o sea, a los políticos corruptos
coludidos con los criminales que los sufragan; pero no me refiero a los
delincuentes comunes, ellos roban por hambre y tienen atenuante, me refiero a
los grandes empresarios traidores de la democracia, y a los mercenarios de
transnacionales; cuyos cómplices son los piratas del imperio económico mundial
utilizando máscaras de siglas partidistas mexicanas, y que están encumbrados en
el gobierno de México.
Por eso los
mexicanos debemos votar por las personas y no por las mafias partidistas, hay
partidos que postulan a mexicanas y mexicanos probos, como el Partido Acción
Nacional que postuló a Xóchitl Gálvez para delegada de Miguel Hidalgo en la Ciudad
de México. Ella es una política entera comprometida con la causa republicana de
lograr el bienestar integral del pueblo. Sin embargo, hay quienes repudian
totalmente al régimen de partidos –mismo que está putrefacto– y no desean votar
por ningún candidato partidista; bueno, pero ahora están las candidaturas
independientes, o incluso siempre se ha podido votar por ciudadanos no
registrados ante el instituto electoral; esta última alternativa podría ser la
solución al conflicto en el estado de Guerrero, donde el movimiento Ayotzinapa
rechaza toda negociación con los partidócratas.
Lo que sí es cierto,
y está comprobado con la gestión de Enrique Peña Nieto, es que ningún candidato
postulado por el PRI o el Partido Verde actúa de buena fe. Mejor no arriesgar.
No cabe duda de que
el presidente de México sólo tiene una opción para continuar su gobierno y
llevarlo a mediano buen término en caso de que así lo quiera, es aplicar la
regla del estadista: ¡no simular y ser progresista!
Tampoco creo que
México se esté moviendo al precipicio como dijo una conspicua politóloga; sino
que México se está desintegrando, ya está dividido y la culpa es de los
electores inútiles, esos que se abstienen de votar o anulan su voto para que
los prevaricadores sean elegidos ganadores por los prostitutos y soldados
electorales.