martes, 31 de marzo de 2015

Los culpables

No todo es culpa de Enrique Peña Nieto, también es culpa de quienes se dejaron engañar en la campaña presidencial de 2012 y votaron por la coalición de los dos partidos que lo postularon como candidato, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM).

Asimismo son culpables quienes tuvieron la ‘genial’ idea de prostituirse electoralmente por tarjetas de Soriana o Monex, o por 500 pesos m. n.; y ni se diga de aquellos que cometieron las insensateces de abstenerse de votar o anular intencionalmente la boleta electoral. Estos últimos ciudadanos fueron indignos pues dejaron en las manos de los prostitutos y soldados electorales –dígase votos clientelares y comprometidos– el poder de elegir a los corruptos que ofrecieron sobornos por el voto.

Si quienes se abstienen de votar o anulan intencionalmente la boleta electoral, votaran por cualquiera de las nuevas opciones que se presentan en cada elección, restarían fuerza electoral a la delincuencia organizada, o sea, a los políticos corruptos coludidos con los criminales que los sufragan; pero no me refiero a los delincuentes comunes, ellos roban por hambre y tienen atenuante, me refiero a los grandes empresarios traidores de la democracia, y a los mercenarios de transnacionales; cuyos cómplices son los piratas del imperio económico mundial utilizando máscaras de siglas partidistas mexicanas, y que están encumbrados en el gobierno de México.

Por eso los mexicanos debemos votar por las personas y no por las mafias partidistas, hay partidos que postulan a mexicanas y mexicanos probos, como el Partido Acción Nacional que postuló a Xóchitl Gálvez para delegada de Miguel Hidalgo en la Ciudad de México. Ella es una política entera comprometida con la causa republicana de lograr el bienestar integral del pueblo. Sin embargo, hay quienes repudian totalmente al régimen de partidos –mismo que está putrefacto– y no desean votar por ningún candidato partidista; bueno, pero ahora están las candidaturas independientes, o incluso siempre se ha podido votar por ciudadanos no registrados ante el instituto electoral; esta última alternativa podría ser la solución al conflicto en el estado de Guerrero, donde el movimiento Ayotzinapa rechaza toda negociación con los partidócratas.

Lo que sí es cierto, y está comprobado con la gestión de Enrique Peña Nieto, es que ningún candidato postulado por el PRI o el Partido Verde actúa de buena fe. Mejor no arriesgar.

No cabe duda de que el presidente de México sólo tiene una opción para continuar su gobierno y llevarlo a mediano buen término en caso de que así lo quiera, es aplicar la regla del estadista: ¡no simular y ser progresista!

Tampoco creo que México se esté moviendo al precipicio como dijo una conspicua politóloga; sino que México se está desintegrando, ya está dividido y la culpa es de los electores inútiles, esos que se abstienen de votar o anulan su voto para que los prevaricadores sean elegidos ganadores por los prostitutos y soldados electorales.